viernes, 17 de abril de 2009

Los laberintos de Borges



Hace unos días charlaba con un amigo acerca de la metáfora de los laberintos en la obra de Borges, y este amigo me decía que era un paradigma de la soledad existencial del ser humano.

Esta afirmación me dió qué pensar, porque en realidad no estoy de acuerdo con esto. Yo creo que a Borges no le importaba tanto este aspecto del laberinto sino sus razones metafísicas. Es más, la soledad es propia del Minotauro, no del laberinto. Este represena otra cosa: un universo en sí, que tiene un orden y un motivo, pero ese orden y ese motivo no son visibles para su habitante, que lo persive como un caos. El laberinto es, para Borges, una construcción que prefigura un creador, un orden, y una finalidad.

En este sentido, podemos compararlo con la ciudad, que Borges describe en el cuento "Los Inmortales", y que está dominada por el caos. Las escaleras terminan en el abismo, las ventanas no dan a ningún lado, los pasillos y las puertas no conducen muchas veces a ninguna parte. En el laberinto es diferente, su obra es perversa e incomprensible, pero no es caotica (es lo opuesto, de hecho). Si existe una puerta, es para entrar a otro recinto, si existe una escalera, hay un lugar para subir.

El laberinto es, visto así, una hermosa metáfora de una posible interpretación del Universo