viernes, 20 de marzo de 2015

Algunas traducciones o una patada en los cojones

Para quienes gustan de la literatura que tiene raíz en la contracultura, hay una verdad que deben entender: sólo se pueden leer en su idioma original.

El otro día pasé por una librería y vi el libro de Bukowski "La máquina de follar". Muy bien, tal vez para un español el título es gracioso, pero para un sudamericano es una patada en el pecho, y por supuesto augura una traducción de gilipollas, cerillos y pitillos, que a uno le dan ganas de prender fuego el libro.

Sabemos que las editoriales que tienen el poder son españolas. Alianza. Planeta. Anagrama. Traducen para el público español, y está bien que así sea porque ellos mandan. Pero si quieren leer a Henry Miller, o tienen ganas de disfrutar a Kerouac, o por ahí les interesa la obra de Bukowski, no queda otra que leerla en inglés.

Es lo que pasa con las discográficas y los músicos, o consumís la mierda que te ponen en el plato o buscás la forma de leerlo bien.

De lo contrario vamos a contraer el hábito de imaginarnos a Miller con boina y gaita, diciendo "ála muchacho que me pongo como moto con el piti" y cosas así, que a los españoles me parece bárbaro que les guste, pero a nosotros nos parece desconcertante. "Vamos vieja que con una seca quedás re loco" sería la misma frase en argentino, y no es que nadie tenga la razón, como dice René Perez la Real Academia yo se la dejo a España, acá hablamos así y no tenemos que dejarnos vender por las grandes corporaciones libreras su plástico vocabulario de venta fácil, ni mucho menos el "latino neutro" que nos meten en las películas, donde se aparca el carro esas cosas que en Sudamérica no se hacen, acá viejo se estaciona el auto.

Por eso y discúlpenme de antemano el oprobio de este consejo: ya que abaratan costos traduciendo las novelas en un sólo castellano, cuando castellanos hay tantos y tan variados, consíganse el libro en inglés y hagan el esfuerzo, que todo se aprende en esta vida y la recompensa es buena para los que la pelean.

Un abrazo fuerte, gilipollas

jueves, 19 de marzo de 2015

Marco Denevi - Manuel de Historia (1985)

En el texto inicial Denevi advierte que esta novela formó parte, en su origen, de una obra más basta y
más ambiciosa. Se trataba de siete historias contenidas una dentro de la otra como una muñeca rusa.
Finalmente los relatos fueron repartidos en dos libros, este y "Enciclopedia secreta de una familia argentina" Los relatos que quedaron de este lado del libro son los siguientes:

1996: este es el primer relato. Este nos cuenta la historia de un consejero de las Naciones Unidas que
se dedica a estudiar el idioma de los argentinos, como parte de una intervención de las potencias internacionales al país. Sidney Gallagher, el consejero, durante sus investigaciones lee el libro de un tal José Sorbello, en el que se menciona una cita del "Manuel de Historia", escrito por un tal Ramón Civedé (anagrama de Marco Denevi). Sidney busca en vano el libro en la calle Corrientes. Agotado este recurso logra dar con el domicilio del autor. Allí lo recibe la esposa, Deledda Condestábile, que le revela que el escritor se encuentra enfermo y no puede recibirlo por el momento.

1984: este segundo relato tiene al mismo protagonista, Sidney Gallagher, es ahora un joven estudiante norteamericano que llegó a la casa de Ramón Civedé en busca del "Manuel de Historia". Este escritor, que resulta ser un hombre deforme y abominado por las mujeres, le confiesa que nunca escribió realmente el libro, y que la cita en el libro de Sorbello era una broma del autor, su amigo. La parálisis en un brazo le impide llevarlo a cabo. Ramón Civedé le realiza una propuesta al joven: dictarle el libro.
Sidney acepta el adelanto de dinero, pero al salir de la casa decide no regresar más y estafar al otro.
Dos semanas más tarde, arrepentido, regresa, descubriendo que Ramón Civedé había intentado suicidarse.
Cuando se recupera, y luego de alguna muestra de desconfianza, vuelven a trabajar juntos. Antes de
comenzar, y menos por confianza que por fanfarronería, Civedé le entrega a Sidney un manuscrito de
un cuento que escribiera hace muchos años. Sidney lo lee esa misma noche. El cuento lo impresiona
profundamente, tanto que esa misma noche comienza a escribir un relato él mismo, tomando los personajes y los escenarios del cuento, mezclándolo con su realidad y amalgamando todo en una nueva historia.
En este relato él es un consejero de las Naciones Unidas en una Argentina intervenida. (El relato "1996")

1968-1988: el tercer relato es el que Ramón Civedé le entregó a Sidney Gallagher. En este, él se llama Sebastián Hondio y se encuentra escrito en primera persona.
Se describe a sí mismo como un hombre despreciable y se compara permanentemente con el minotauro. Ejerce la abogacía.
Una tarde, cuando los bufetes ya estaban vacíos, conoce en el baste edificio (que es un laberinto)
a una mujer llamada Deledda, que inexplicablemente se enamora de él. Se van a vivir al departamente de ella, donde se repiten extrañas veladas con emigos no menos extraños e intelectuales. El hijo de Deledda, Guillermo, odia a Sebastián, que subviene sus estudios para complacer a la madre. Cuando Guillermo crece se vuelve un extraño en la casa. Sebastián lo descubre una tarde, al frente de una manifestación violenta, empuñando un revólver. Tras el golpe militar de 1976 Guillermo es acribillado a balazos en su oficina (y se da a entender que Sebastián sabía que iba a ocurrir, tal vez lo había delatado) Sebastián regresa a la casa de Deledda y la enfrenta a golpes de puño. Unos días después la mujer muere en el hospital, y Sebastián regresa a la casa sólo, acompañado apenas por la sirvienta, donde lo encontraremos
luego en el cuento "1984".

1996: esta es la continuación del primer relato. Sidney es expulsado de las Naciones Unidas por un nuevo jefe (ya que el anterior fue asesinado). Ahora conoce a Ramón Civedé, quien le propone traducir el "Manuel de Historia" al inglés, ya que su edición en castellano no tuvo éxito porque, siguiendo el diagnóstico del autor, el público argentino no se encontraba preparado.
Civedé le entrega a Sidney un ejemplar del Manuel de Historia. El joven sale de la casa con el libro y
se encuentra casualmente con su antiguo chofer. Éste lo conduce a una villa miseria, donde lo deja
abandobado dentro del auto. Cuando se da cuenta del engaño, Sidney escapa, pero es asesinado en
un basural por un grupo de travestis. El libro se pierde entre la basura.

1988: El último relato, a modo de epílogo, se encuentra relatado por Marco Denevi. En este relato
nos cuenta que ha recibido una encomienda con un casette, dos relatos y un recorte de diario. En
el casette se escucha la conversación de dos voces, una joven y una más adulta, y presume que se
trata de Sidney y Ramón Civedé. Los relatos son "1996" y "1968-1988". El recorte de diario nos
pone al tanto de la muerte de un joven extranjero durante unos saqueos en la calle Florida.
Denevi nos dice que ha creado el relato "1984" para completar los otros dos, tomando la grabación
y los cuentos como inspiración. Arroja la hipótesis de que el joven de la noticia es Sidney.

La borra de café - Mario Benedetti

Claudio es un chico que vive en Capurro, un barrio de Montevideo. Cuando su madre muere
recibe la visita inesperada de Rita, una chica un par de años mayor que él, que lo consuela
subidos a un árbol.
A Claudio le gusta la pintura, y sobre todo pintar relojes. Un tiempo después un amigo le
lee la fortuna en la borra de café: "una mujer y un árbol" dictamina, y él sabe quién es
esa mujer.
Desde entonces él persigue el sueño de Rita. Ya un adulto la encuentra caminando por Dieciocho
y se besan en un saguán, y se citan, pero Rita nunca acude a la cita. Ella le deja un dibujo de un reloj apuntando a las 3 y 20 y él pinta un cuadro con ese dibujo.
Tiempo después Claudio conoce a una chica, Mariana. Es una chica cálida, compañera. Pero
el fantasma de Rita, su auténtico destino, está siempre presente.
Un día Claudio, sin entender bien el motivo, le propone casamiento a Mariana. Ella duda, y finalmente deciden dejarlo en manos del azar: él irá al casino, y si gana el dinero suficiente para comprar un departamento, se casarán.
En el casino él empieza perdiendo, hasta que un señor se acerca y le dice "Claudio, jugá
al 3 y al 20". Él no sabe de donde salió ni cómo sabe su nombre pero acata el consejo, juega
y gana.
De vuelta a casa con todo el dinero deciden casarse a la vuelta de su viaje a Quito, porque
así lo ha querido el destino.
Cuando él emprende el viaje, en el avión se encuentra con Rita, que es azafata. Ella se
sienta junto a él y lo besa, pero él la rechaza. Luego se despierta y le pregunta a otra
azafata por Rita, pero ella no comprende. Entonces comprendemos nosotros: Rita fue siempre
un sueño, una ilusión de Claudio. Este termina diciendo que "ya no aparecerá Rita en la
borra del café"

Creo que la historia es una alegoría sobre el destino y la suerte, el determinismo y el
indeterminismo. Pero también una alegoría psicológica: la mujer soñada contra la mujer
encontrada, la mujer idealizada (que en el relato acude a suplantar a la madre casualmente)
contra la mujer real, de carne y hueso.
Tal vez no sea coincidencia que Rita aparezca cada vez que Claudio se encuentra en crisis
como una evasión de la realidad.

El jardín de las delicias - Marco Denevi

Se trata de un pequeño libro de miscelánea, una especie de anecdotario, con aventuras, acotaciones
y relatos de tono erótico tomados de la mitología griega.
En general se trata de reelaboraciones de los mitos originales, o breves distorsiones, que ponen
el acento en historias sexuales, que logran ser pícaras sin ser burdas.

A mi me pareció (es una impresión personal) que se mencionaban muchísimos penes, lo que me hizo
pensar en un panegírico homosexual más que una obra literaria, qué se yo.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Los asesinos de los días de Fiesta - Marco Denevi

La novela comienza con un velorio de una joven llamada Betseba, al que acuden un grupo de seis amigos (Patricio de la Escosura, Honorato, Meneranda, Lucrezia, Anacrasis e Iluminada). Estos amigos se encuentran enojados con los demás asistentes al velorio porque permanecen quietos, sin demostrar dolor. En esta escena irrumpe una desconocida de luto, que se dirige directamente al ataúd y se dedica a llorar desconsoladamente. Los demás personajes, sensibilizados, olvidan el rencor y lloran a Betseba.

A partir de ese capítulo, cada nuevo capítulo parece girar el tema de la novela, proponiendo una nueva idea a partir del fracaso de la anterior.

En el segundo capítulo, los seis amigos deciden imitar a la desconocida de luto y se dirigen a los velorios de otros desconocidos para despertar el dolor en los deudos y hacerlos llorar. Es un fracaso.
Luego intentan en los velorios de la gente pobre, queriendo darles a los más desposeídos una reivindicación tras su muerte, pero este proyecto también naufraga.

La siguiente idea que se les ocurre es concurrir a los velorios de clase alta, pero no ya para despertar
la sensibilidad de los deudos sino para, de una manera feroz pero disimulada en convicciones e ideologías, robar objetos de los palacios.

A esta altura de la novela, las intenciones, ideologías y discursos de los personajes (que relatan desde
un "nosotros") es voluble y se acomoda a cada nuevo disparate.

Durante sus visitas a velorios de alta sociedad, llegan a una casa de Barrio Norte, donde se vela a un
tal Claudio Aquiles Lalanne. Para su sorpresa, el difunto no tiene familiares ni amigos, y nadie acude
al velorio. Aprovechan entonces para saquear la casa, recorrerla de palmo a palmo sin ningún escrúpulo.

Cuando vienen a retirar el cuerpo del difunto para llevarlo al cementerio, surje una nueva idea: quedarse
a vivir en la casa, aprovechando que nadie ha reclamado la herencia.

Viven durante tres meses en Barrio Norte, disfrutando de las suntuosidades de la casa como nuevos ricos.

Entonces ocurre un nuevo giro del relato: encuentran, en un altillo disimulado en un corredor, una especie de santuario donde descansaba la esposa de Lalanne, embalsamada y ataviada de joyas.

Al principio el descubrimiento les produce repugnancia y rechazo, pero finalmente se acostumbran a convivir con esa mujer embalsamada.

Un nuevo giro del relato: ya que nadie sabía de la muerte de la esposa de Lalanne, se les ocurre que una de las mujeres podía hacerse pasar por ella, llamada Esmeé Roth, y reclamar la herencia del muerto.

La elegida para la tarea resulta ser Lucrezia, la más joven, que disfrazada con los vestidos de Esmeé Roth y maquillada, se transforma en una mujer fatal.

El grupo acude a tribunales para iniciar los trámites de sucesión, que dejan en manos de un abogado quien se enamora casi al instante de la falsa Esmeé Roth.

En tanto el juicio de sucesión se lleva a cabo, el grupo comprende que debía castigar al abogado por su creciente lujuria hacia Esmeé, de manera que traman un plan para enloquecerlo de amor.

Cuando el juicio finaliza satisfactoriamente, Esmeé se entrega al abogado.

Finalmente, inesperadamente, la joven Esmeé (Lucrezia), se suicida, ante la sorpresa de los otros cinco cómplices, porque se ha enamorado realmente del abogado. Los otros deciden, entonces, embalsamarla, y reemplazar en la capilla a la auténtica Esmeé Roth por Lucrezia, enterrando a la primera.

El abogado continuó visitándolos, sin saber que su amada se encontraba en embalsamada en la misma casa, y demostrando que su amor no era sólo por lujuria.

NOTA: dos características tiene esta novela. Una, que se encuentra escrita en la primera persona del plural, un "nosotros" que se contrae para dejar afuera a un personaje cuando se lo critica, o se expande para abarcar a los seis cuando se habla de un hecho externo. La otra cosa curiosa del relato es que se encuentra escrito con estructura de crónica, de algo que se escribe casi al día siguiente de ocurrido. En muchos párrafos del libro se leen frases como "ahora es fácil contarlo, pero anoche cuando fuimos a...".

lunes, 9 de marzo de 2015

Teoria Geral do Esquescimento - Agualusa

Una historia compleja.
Una mujer vive con su hermana y su cuñada en la ciudad de Luanda. Es una mujer temerosa, débil, que prefiere mantenerse apartada del mundo. Una noche el cuñado y la hermana salen a una cena, de la que nunca regresan.
Un par de ladrones tratan de entrar al departamento y la mujer los rechaza a los tiros, matando a uno
accidentalmente. Recoge el cadáver y lo entierra en el fondo de su casa. Luego, levanta una pared en
la puerta y queda aislada del mundo.
La mujer sabe que no tendrá comida para siempre, y sucesivamente se dedica a cultivar hortalizas,
cazar palomas, y robar y criar gallinas para sustentarse.
Paralelamente se cuentan otras historias: uno de los asaltantes que la señora espantó a los tiros
es capturado por la policía y fusilado en un descampado, pero imprevistamente sobrevive gracias
al socorro de una enfermera que lo oculta entre los indios del sur.
Un joven ex convicto encuentra unos diamantes en el estómago de una paloma (que la señora había cazado usando diamantes como carnada) y se vuelve rico con un emprendimiento de venta de artesanías.
Un periodista que investigaba "desapariciones" se entera de la historia de la mujer y se pone a
investigar. Un detective (el mismo que había intervenido en otras historias y que era comunista)
recibe la orden de matarlo, pero por error uno de sus hombres mata a un francés.
Un niño de siete años trepa por un andamio que se encuentra junto al edificio de la mujer y logra
colarse en la casa. Luego de contarle los abusos de otro muchacho con el que vivía en las calles
se queda a vivir con ella, le compra comida y medicamentos.
En el final del libro, los varios personajes que se fueron cruzando durante el relato se encuentran
en la puerta de la señora: el vagabundo ahora rico ocupaba el departamento de al lado, el detective
que lo había encerrado iba a buscarlo, el hombre acribillado que vivía entre los indios va a pedirle
perdón y ayuda, el periodista que investigaba desapariciones va a llevarle una carta de la hija de
la mujer.
Entonces nos enteramos del último secreto: la mujer estaba encerrada no por miedo, sino por vergüenza.
Había sido violada cuando era chica y había dado a luz una nena, que abandonó al nacer. Ese hecho
había marcado de vergüenza toda su vida.
Al final, reconciliada con la vida, con su hija, con el mundo, la mujer vuelve a tener una vida normal,
viviendo acompañada de su nuevo hijo, el huérfano de siete años que la cuidaba.

domingo, 8 de marzo de 2015

Del Flore a Pontparnasse - Jorge Asís

El libro contiene una novela corta, que da título al libro, dos cuentos y un relato que parece más una libreta de apuntes. Todos tienen en común que se desarrollan en París, además de las ya típicas características de Asís: son autoreferenciales y se encuentran protagonizadas por Rodolfo Zalim.

Del Fiore a Pontparnasse

Es la historia de un escritor, Zalim, que frecuenta el café del Flore, en la rue Montparnasse, buscando personajes e historias para su próximo libro.
Se autodefine como un "observador", un argentino atento a todo y a todos, dispuesto a hacer literatura del más mínimo descuido y de la banalidad más bochornosa. Comienza relatando sin mayor detalle los pormenores de los habitueés del café, para luego derivar en dos historias que rellenan el grueso de la obra. Una, la de una argentina que viaja por Europa, por consejo de su psicoanalista, para poner una bisagra tras su reciente divorcio; la otra, una norteamericana pechugona y altiva que lo desafía. Las dos mujeres son, en fin, antítesis, aunque caricaturas al fin.
Una es una típica reventada, divorciada y con atrasada hambre de pija, y la otra, una mujer de negocios pero secretamente romántica, casada y con atrasada hambre de pija. Como es de esperar, Zalim las coge en sendos capítulos de erotismo egocéntrico.
El fuerte de la historia sigue siendo el cinismo y el ego interminable del turco, hacedor de su propia leyenda, chamuyero de sus lectores, que te hace creer que siempre sale bien parado y siempre de alguna forma conserva, debajo de su lustre afrancesado, un argentino guarango, listo para salir al cruce cuando la emergencia lo requiere, como un superpoder. Hay que destacar el cinismo último y maravilloso de criticar su propia obra anterior, autodefinirse como "olvidable" o "prescindible", y burlarse de la literatura y los escritores en general.

Nobleza a la Carta

Cuento simpático en el que Zalim alquila un grupo de nobles para una cena en su casa, con el fin de impresionar a un empresario argentino que lo visita.
El cuento hace hincapié tanto en la bajeza de la nobleza europea, que se alquila por dos mangos y no deja de cobrar ningún extra, hasta la banalidad de la aristocracia argentina, que se deslumbra fácilmente por cualquier bagatela.

La Noche del Mounton

Una mujer que Zalim conoce y que es, según nos cuenta, de alta sociedad y puntualmente lesbiana, lo invita sorpresivamente a su casa, ya que va a ofrecer una recepción a una escritora norteamericana y quiere "hombres inteligentes y cínicos" para amenizar la noche. Zalim acude y allí prueba un plato típico marroquí (creo) el Mounton relleno. Un cordero.
Zalim esa noche no da pie con bola, no logra entablar conversación con nadie. Cuando la gente se va retirando de la reunión, se queda con la dueña del lugar, que de una forma poco lesbiana le salta encima y le hace el amor.
Sorprendido, Zalim busca respuestas: la mujer le confieza que desea tener un hijo y lo había elegido a él, un "hombre inteligente y cínico". Un cordero.

El sentido de la vida en el socialismo

Un relato, o mejor dicho una colección de notas, que juegan en dos tiempos, como "Flores robadas...". Por un lado cuenta la historia de un supuesto viaje de Zalim a la URSS, cuando todavía el comunismo estaba vivo y el aparato de propaganda regalaba pasajes de avión para contemplar
los avances sociales y económicos del imperio del este. El otro plano es el actual, en el que Zalim concurre a una conferencia en la que le toca hablar a uno de los hombres que él había conocido en la ex Unión Soviética, ahora un pobre infeliz.
Como en otros relatos, como en "Flores robadas...", la alternancia de planos temporales sirve para subrayar la decadencia actual, comparándola con los sueños de grandeza del pasado, la sensación de que somos una edad de hierro, un opaco reflejo de antiguas expectativas, un constante plan fracasado, de que vivimos en un perpetuo naufragio y sólo lo persivimos si contamos las expectativas del pasado.
La conclusión del relato es que si bien al ruso lo han convocado para supuestamente homenajearlo o rescatarlo, es en realidad el deseo de reafirmarse como sociedad, de corroborar lo malo del comunismo, lo que lleva a realizar esos encuentros. Una teoría interesante y llena de cinismo: cuando un homenaje se hace tan solo para recordarle al derrotado su condición de perdedor permanente.