miércoles, 18 de marzo de 2015

Los asesinos de los días de Fiesta - Marco Denevi

La novela comienza con un velorio de una joven llamada Betseba, al que acuden un grupo de seis amigos (Patricio de la Escosura, Honorato, Meneranda, Lucrezia, Anacrasis e Iluminada). Estos amigos se encuentran enojados con los demás asistentes al velorio porque permanecen quietos, sin demostrar dolor. En esta escena irrumpe una desconocida de luto, que se dirige directamente al ataúd y se dedica a llorar desconsoladamente. Los demás personajes, sensibilizados, olvidan el rencor y lloran a Betseba.

A partir de ese capítulo, cada nuevo capítulo parece girar el tema de la novela, proponiendo una nueva idea a partir del fracaso de la anterior.

En el segundo capítulo, los seis amigos deciden imitar a la desconocida de luto y se dirigen a los velorios de otros desconocidos para despertar el dolor en los deudos y hacerlos llorar. Es un fracaso.
Luego intentan en los velorios de la gente pobre, queriendo darles a los más desposeídos una reivindicación tras su muerte, pero este proyecto también naufraga.

La siguiente idea que se les ocurre es concurrir a los velorios de clase alta, pero no ya para despertar
la sensibilidad de los deudos sino para, de una manera feroz pero disimulada en convicciones e ideologías, robar objetos de los palacios.

A esta altura de la novela, las intenciones, ideologías y discursos de los personajes (que relatan desde
un "nosotros") es voluble y se acomoda a cada nuevo disparate.

Durante sus visitas a velorios de alta sociedad, llegan a una casa de Barrio Norte, donde se vela a un
tal Claudio Aquiles Lalanne. Para su sorpresa, el difunto no tiene familiares ni amigos, y nadie acude
al velorio. Aprovechan entonces para saquear la casa, recorrerla de palmo a palmo sin ningún escrúpulo.

Cuando vienen a retirar el cuerpo del difunto para llevarlo al cementerio, surje una nueva idea: quedarse
a vivir en la casa, aprovechando que nadie ha reclamado la herencia.

Viven durante tres meses en Barrio Norte, disfrutando de las suntuosidades de la casa como nuevos ricos.

Entonces ocurre un nuevo giro del relato: encuentran, en un altillo disimulado en un corredor, una especie de santuario donde descansaba la esposa de Lalanne, embalsamada y ataviada de joyas.

Al principio el descubrimiento les produce repugnancia y rechazo, pero finalmente se acostumbran a convivir con esa mujer embalsamada.

Un nuevo giro del relato: ya que nadie sabía de la muerte de la esposa de Lalanne, se les ocurre que una de las mujeres podía hacerse pasar por ella, llamada Esmeé Roth, y reclamar la herencia del muerto.

La elegida para la tarea resulta ser Lucrezia, la más joven, que disfrazada con los vestidos de Esmeé Roth y maquillada, se transforma en una mujer fatal.

El grupo acude a tribunales para iniciar los trámites de sucesión, que dejan en manos de un abogado quien se enamora casi al instante de la falsa Esmeé Roth.

En tanto el juicio de sucesión se lleva a cabo, el grupo comprende que debía castigar al abogado por su creciente lujuria hacia Esmeé, de manera que traman un plan para enloquecerlo de amor.

Cuando el juicio finaliza satisfactoriamente, Esmeé se entrega al abogado.

Finalmente, inesperadamente, la joven Esmeé (Lucrezia), se suicida, ante la sorpresa de los otros cinco cómplices, porque se ha enamorado realmente del abogado. Los otros deciden, entonces, embalsamarla, y reemplazar en la capilla a la auténtica Esmeé Roth por Lucrezia, enterrando a la primera.

El abogado continuó visitándolos, sin saber que su amada se encontraba en embalsamada en la misma casa, y demostrando que su amor no era sólo por lujuria.

NOTA: dos características tiene esta novela. Una, que se encuentra escrita en la primera persona del plural, un "nosotros" que se contrae para dejar afuera a un personaje cuando se lo critica, o se expande para abarcar a los seis cuando se habla de un hecho externo. La otra cosa curiosa del relato es que se encuentra escrito con estructura de crónica, de algo que se escribe casi al día siguiente de ocurrido. En muchos párrafos del libro se leen frases como "ahora es fácil contarlo, pero anoche cuando fuimos a...".

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