Una mujer vive con su hermana y su cuñada en la ciudad de Luanda. Es una mujer temerosa, débil, que prefiere mantenerse apartada del mundo. Una noche el cuñado y la hermana salen a una cena, de la que nunca regresan.
Un par de ladrones tratan de entrar al departamento y la mujer los rechaza a los tiros, matando a uno
accidentalmente. Recoge el cadáver y lo entierra en el fondo de su casa. Luego, levanta una pared en
la puerta y queda aislada del mundo.
La mujer sabe que no tendrá comida para siempre, y sucesivamente se dedica a cultivar hortalizas,
cazar palomas, y robar y criar gallinas para sustentarse.
Paralelamente se cuentan otras historias: uno de los asaltantes que la señora espantó a los tiros
es capturado por la policía y fusilado en un descampado, pero imprevistamente sobrevive gracias
al socorro de una enfermera que lo oculta entre los indios del sur.
Un joven ex convicto encuentra unos diamantes en el estómago de una paloma (que la señora había cazado usando diamantes como carnada) y se vuelve rico con un emprendimiento de venta de artesanías.
Un periodista que investigaba "desapariciones" se entera de la historia de la mujer y se pone a
investigar. Un detective (el mismo que había intervenido en otras historias y que era comunista)
recibe la orden de matarlo, pero por error uno de sus hombres mata a un francés.
Un niño de siete años trepa por un andamio que se encuentra junto al edificio de la mujer y logra
colarse en la casa. Luego de contarle los abusos de otro muchacho con el que vivía en las calles
se queda a vivir con ella, le compra comida y medicamentos.
En el final del libro, los varios personajes que se fueron cruzando durante el relato se encuentran
en la puerta de la señora: el vagabundo ahora rico ocupaba el departamento de al lado, el detective
que lo había encerrado iba a buscarlo, el hombre acribillado que vivía entre los indios va a pedirle
perdón y ayuda, el periodista que investigaba desapariciones va a llevarle una carta de la hija de
la mujer.
Entonces nos enteramos del último secreto: la mujer estaba encerrada no por miedo, sino por vergüenza.
Había sido violada cuando era chica y había dado a luz una nena, que abandonó al nacer. Ese hecho
había marcado de vergüenza toda su vida.
Al final, reconciliada con la vida, con su hija, con el mundo, la mujer vuelve a tener una vida normal,
viviendo acompañada de su nuevo hijo, el huérfano de siete años que la cuidaba.
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